La inteligencia artificial es un concepto clave -e incluso inherente- del presente y futuro de Sanofi. La Compañía tiene la ambición de ser pionera, fuera de la industria tecnológica, en utilizar la IA a escala de manera transversal.
La IA puede transformar la forma en la que descubrimos, desarrollamos y administramos terapias, con el fin de ayudarnos a mejorar la salud de las personas.
Inmunología e Inteligencia artificial (IA). Estos son las dos áreas en las cuales en Sanofi nos estamos posicionando como biofarmacéutica líder a nivel mundial; es decir, los dos ámbitos clave del presente y futuro de nuestra Compañía, tanto a escala global como también local. La primera, no es de extrañar, pues actualmente tenemos 12 terapias y vacunas en investigación y desarrollo para patologías inmunológicas diversas. Pero, ¿y la segunda? La respuesta es clara: la IA nos va a permitir ser más eficaces, productivos y exitosos, desde el descubrimiento científico a la comercialización de medicamentos pasando, claro está, por su I+D. Todo ello con el fin de que los y las pacientes puedan beneficiarse cuanto antes.
Mejorar la probabilidad de éxito de los proyectos de I+D
Los métodos de IA, ciencias computacionales y análisis de datos nos van a permitir -y ya permiten- acelerar el descubrimiento científico y optimizar el proceso de investigación y desarrollo de un medicamento en pro de las personas afectadas por alguna enfermedad.
Para ello, contamos con un equipo que trabaja simultáneamente desde Toronto (Canadá), Cambridge (Estados Unidos) y el Global Innovation Center de Barcelona para, por un lado facilitar la identificación de dianas terapéuticas y moléculas para tratamientos inéditos reduciendo tanto el número de experimentos como la probabilidad de fracasar; y por el otro, acortar el ciclo de investigación de un medicamento en un 40%.
Real-World Evidence y ciencia abierta
A través de la IA y la bioinformática también encontramos patrones significativos en conjuntos de datos multidimensionales y multidisciplinares. Por ejemplo, para anticipar los brotes en personas con algunas afecciones, podemos usar los datos de los dispositivos portátiles, registros médicos electrónicos, genómica, proteómica y medidas ambientales en tiempo real.
Por otro lado, la ciencia abierta también nos ayuda a ir más allá. Colaborando con socios académicos y/o de la propia industria podemos mejorar la identificación y priorización de las dianas terapéuticas, extraer Real-World Evidence (RWE) para mejorar el conocimiento de las enfermedades.
Lo cierto es que todavía tardaremos unos 4 o 5 años en poder recoger los frutos de esta aplicación de la IA y el Data Science en la I+D de nuevos tratamientos innovadores, pero cuando llegue el momento seguro que será una gran revolución. Una revolución de la que, una vez más, los principales beneficiarios serán los y las pacientes.